Mi madre está obsesionada con la higiene, si fuera por ella debería lavarme cada 5 minutos, ¿tiene razón?
La relación con nuestro cuerpo, y por tanto también su cuidado e higiene, representa un paso obligado para el bienestar de la persona tanto a nivel físico como psíquico. Durante la pubertad y la adolescencia es muy habitual que la higiene sea un motivo de conflicto entre madre e hija o que se viva, tanto por las chicas como por los chicos, de manera extrema: o demasiado o demasiado poco.
Presentamos algunas reglas que pueden ayudar a encontrar el correcto equilibrio y la motivación para el cuidado y la higiene del cuerpo.
- El cuidado del cuerpo y una higiene personal minuciosa son la base de la educación y del respeto por uno mismo y por los demás.
- Estilos de vida sanos, con una alimentación adecuada, un consumo limitado de alcohol, sin fumar y respetando las horas dedicadas al descanso, protegen al cuerpo y lo mantienen sano y bello en su conjunto. No tiene sentido arreglarse y perfumarse si nuestro cuerpo está maltratado por el consumo de tabaco o alcohol, la falta de sueño o los alimentos que lo intoxican.
- La ducha o baño diario, el cuidado de las uñas y del cabello, la higiene cuidadosa de los dientes y la limpieza adecuada indican una relación sana con el propio cuerpo y un buen equilibrio psico-emocional.
- El ejercicio físico diario relaja el tono del humor, descarga las tensiones negativas, mejora la postura y la forma física y mantiene un peso corporal más sano. Además, normaliza los niveles de adrenalina y reduce el desagradable olor de alarma y de estrés asociado al aumento de esta hormona en la sangre. Las feromonas de alerta, presentes en las secreciones sudoríparas y sebáceas que se segregan en condiciones de miedo, ansiedad elevada o estrés, aumentan nuestra irritabilidad y la de quienes nos rodean, provocando una sensación de malestar, de alarma o de claro desagrado.
- La ducha después del deporte, utilizando geles específicos, clínicamente testados y con un pH adecuado, completa los hábitos para la consecución del bienestar cotidiano.
- Una limpieza y nutrición adecuadas de la piel mejoran el cuidado diario, aumentando la percepción sana y satisfecha de uno mismo.
- La utilización de perfume o desodorante complementa pero no sustituye a la higiene personal completa de cada día.
Presentamos algunas reglas que pueden ayudar a encontrar el correcto equilibrio y la motivación para el cuidado y la higiene del cuerpo.
- El cuidado del cuerpo y una higiene personal minuciosa son la base de la educación y del respeto por uno mismo y por los demás.
- Estilos de vida sanos, con una alimentación adecuada, un consumo limitado de alcohol, sin fumar y respetando las horas dedicadas al descanso, protegen al cuerpo y lo mantienen sano y bello en su conjunto. No tiene sentido arreglarse y perfumarse si nuestro cuerpo está maltratado por el consumo de tabaco o alcohol, la falta de sueño o los alimentos que lo intoxican.
- La ducha o baño diario, el cuidado de las uñas y del cabello, la higiene cuidadosa de los dientes y la limpieza adecuada indican una relación sana con el propio cuerpo y un buen equilibrio psico-emocional.
- El ejercicio físico diario relaja el tono del humor, descarga las tensiones negativas, mejora la postura y la forma física y mantiene un peso corporal más sano. Además, normaliza los niveles de adrenalina y reduce el desagradable olor de alarma y de estrés asociado al aumento de esta hormona en la sangre. Las feromonas de alerta, presentes en las secreciones sudoríparas y sebáceas que se segregan en condiciones de miedo, ansiedad elevada o estrés, aumentan nuestra irritabilidad y la de quienes nos rodean, provocando una sensación de malestar, de alarma o de claro desagrado.
- La ducha después del deporte, utilizando geles específicos, clínicamente testados y con un pH adecuado, completa los hábitos para la consecución del bienestar cotidiano.
- Una limpieza y nutrición adecuadas de la piel mejoran el cuidado diario, aumentando la percepción sana y satisfecha de uno mismo.
- La utilización de perfume o desodorante complementa pero no sustituye a la higiene personal completa de cada día.
